¿Qué enseñanza deja los fantasmas de Scrooge?
Te invitamos a ver el cuento y reflexionar el mensaje financiero de cada fantasma: Aprende a cuidar el dinero: Scrooge tuvo malas experiencias en su pasado y eso motivó su afán convulsivo. Tú no tienes que llegar a esos extremos. Invierte con Propósitos: Scrooge cuidó tanto su dinero que se volvió inmensamente rico.
¿Cómo era Mr Scrooge y como trataba a la gente?
Como hemos dicho, surge de la novela de Dickens y se caracteriza por ser un hombre de corazón duro, egoísta y al que le disgusta la Navidad. Este señor mayor no creía nada en estas fiestas, es más, odiaba a la gente feliz, y siempre decía “¡Bah, paparruchas!” («Bah, humbug!», en el original).
¿Quién visita a Ebenezer Scrooge?
Scrooge es un anciano avaro y explotador que, en el relato, es visitado por el fantasma de su antiguo socio, Jacob Marley, y luego por los fantasmas de la Navidad pasada, presente y futura.
¿Cuánto tiempo tardó en disiparse la sombra de Scrooge?
La mención de su nombre arrojó una oscura sombra sobre la fiesta, sombra que tardó al menos cinco minutos en disiparse. Una vez olvidada, la alegría anterior se multiplicó por diez, por el simple alivio de haberse librado del siniestro Scrooge.
¿Cuál es el origen del odio de Scrooge?
La visita del Espíritu de las Navidades Pasadas también revela el origen de su neurótico odio hacia la Navidad, ya que muchos de los acontecimientos clave en la vida de Scrooge sucedieron durante la época de Navidad.
¿Cuáles son las adaptaciones cinematográficas de Scrooge?
Las adaptaciones cinematográficas se remontan a los filmes perdidos Scrooge, or, Marley’s Ghost (1901) y A Christmas Carol (1908), esta última protagonizada por Tom Ricketts. Otras versiones más recientes incluyen Scrooge (1970) —con Albert Finney y Alec Guinness —;
¿Qué le daba a Scrooge a los perros de los ciegos?
Incluso los perros de los ciegos parecían conocerlo; y cuando lo veían acercarse, tiraban de sus dueños para meterlos en un portal o en el interior de un patio, y luego movían la cola como si dijeran: “¡Que no lo vean a uno siempre es más seguro que el mal de ojo, pobre amo mío!”. Pero ¡qué más le daba a Scrooge!
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